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Los Tres Pilares de la Sanación
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En el siguiente artículo compartiré contigo mi propia experiencia con la enfermedad y la sanación, y cómo llegué a descubrir los tres pilares de la sanación, que se han transformado en mi guía en este permanente viaje de aprendizaje.
Los tres pilares de la sanación
En varios de los artículos que he escrito en este sitio he hablado de cómo a los 43 años comencé a tener una serie de síntomas que me llevaron descubrir una serie de enfermedades autoinmunes que venían lentamente incubando dentro de mi, y que en unos pocos meses, dieron vuelta mi vida casi perfecta para transformarla en una pesadilla que duró años.
Hoy ya han pasado alrededor de 8 años y mi salud es casi normal. La mayoría de los síntomas y malestares desaparecieron, solo quedan algunos vestigios que han perdurado solamente por mi incapacidad de enfocarme en resolverlos. Hoy, yo sé que tengo el poder para sanarme y sobreponerme a lo que sea. Sin embargo, el camino no fue fácil ni rápido, tuve que luchar contra el miedo y mi propia incapacidad de tomar el control.
Es que estamos tan acostumbrados a tomar una pastilla para resolver cualquier malestar, que pensar en dedicar más tiempo que eso para sanar nuestros cuerpos, con todo el trabajo y las obligaciones que tenemos en esta vida, que no se detiene ni un segundo por nosotros, es muy difícil. Hay que seguir trabajando para traer los recursos a casa, ¿Pero quien los seguirá trayendo si ya no estamos?.
Bueno, cuando llegas a ese punto crítico cuando tu vida normal ya no se recupera con una pastilla ni con 20 pastillas al día y tus síntomas van de mal en peor y la medicina tradicional no te da más opciones, y empiezas a pensar que esto es literalmente un “Game Over”, tienes dos opciones; rendirte y preparar el entorno para tu partida, o simplemente agarrar el toro por los cuernos y decidirte a sanar.
La sanación sólo llega cuando decides sanar
Una vez que tomamos la decisión de luchar por nuestra vida y sanación, se nos viene un panorama bastante complejo. Por un lado la medicina ya no tiene una pastilla o una cirugía para sanarte y no tienes la menor idea cómo seguir adelante. Por otro lado, comienzas a investigar en internet y te encuentras con una infinita cantidad de información, muchas veces contradictoria y entras en un circulo vicioso que puede ser un tanto angustioso.
Algunos, y me incluyo, comienzan a buscar terapias complementarias; reiki, sanaciones con seres de luz, hierbas, acupuntura, medicina china, meditación, piedras calientes, ayurveda, inyecciones de orina de armadillo, etc. Y tal vez con algunas de estas terapias puedas encontrar la sanación que necesitas. Sin embargo, en mi experiencia personal, ninguna de estas terapias funciona si sigues dejando en manos de terceros tu responsabilidad de sanar. Eres tú el enfermo, es tú vida, y eres tú quien te debe sanar, no puedes pasar esa responsabilidad a otra persona, terapia o medicina.
Es por estas razones que después de varios años de permanente búsqueda, lectura y análisis. Llegué a la conclusión de que para sanarnos verdaderamente, debemos enfocarnos en tres áreas fundamentales. Estos tres pilares de la sanación requieren de un fuerte trabajo interno. Y como lo repetiré varias veces, si sientes que no puedes, que no tienes el ánimo, la energía, voluntad o capacidad para hacer el trabajo por tu cuenta, busca ayuda, parte con tus seres queridos más cercanos, y si no, busca un buen profesional que te pueda asistir.
Vamos ahora a entender un poco más en detalle cada uno de estos pilares.
I. Consciencia
Yo después de todas esas vueltas y tribulaciones llegué a la conclusión que lo primero que debes hacer, es una pausa. Sentarte y preguntarte a ti mismo, aunque suene tonto decirlo, ¿Por qué estoy viviendo esto?, ¿Qué significa?, ¿Por qué yo?. En ese momento, puedes hacer en solitario el trabajo de introspección o pedir ayuda a un buen terapeuta o a un coach de vida. Porque en ese momento debes analizar tu vida y entender qué es lo que no está bien. En qué momento perdiste el control de tu salud y te dejaste llevar por la rutina de la existencia.
¿Eres feliz?, ¿Te gusta tu vida?, ¿Es la vida que tu querías?, ¿Estás en el camino para lograr tus sueños?, ¿Estás en un entorno que te lleva a cumplir tus metas más altas y profundas?.
Puedes pensar que estas preguntas son poco realistas, que no todos tienen la suerte de dedicarse a cumplir sus sueños. Hay que trabajar y mantener la familia o el estatus o tu estilo de vida. Pero eso de nada te sirve si no tienes vida. Es en este momento cuando en mi caso personal, me di cuenta que existe un propósito para cada uno de nosotros. Puede ser algo simple como tener una vida sencilla de familia y trabajo o algo extraordinario como ser un gran científico o una estrella de cine.
Da lo mismo el nivel del propósito. Lo importante es estar consciente de que efectivamente tienes uno, y que todo lo que sucede en tu vida te va guiando a cumplir con ese propósito. Llegar a esta conclusión puede ser simple o muy difícil dependiendo de tus creencias. Pero cuando analizas tu vida y ves la secuencia de eventos que te llevaron al momento en el que te encuentras, te das cuenta que en algún momento te saliste del camino trazado.
La enfermedad, un accidente, la partida de un ser querido, un despido del trabajo, la necesidad de migrar. Todos eventos que de una manera más bien dura te están avisando que debes retomar el rumbo, que te has salido un poco del camino y que tienes una oportunidad para retomarlo.
Lo complicado es cuando realmente, no tienes la menor idea para donde ir ni cual es tu propósito. Ese fue mi caso, y en ese momento, por gracia divina llegó a mis manos un maravilloso libro que se llama “El Elemento” de Ken Robinson. Un libro que abrió mis ojos, me hizo retroceder a la infancia y recordar. Qué era eso que cuando niño me hacía feliz?, pues ahí están los indicios de tu verdadero propósito, tu “elemento”.
El trabajo es muy personal y por eso siempre recomiendo buscar un buen terapeuta o coach que te pueda ayudar con este proceso. Volvernos conscientes de nuestra vida y nuestro verdadero propósito nos ayuda a entender por qué nos suceden las cosas, y los cambios que debemos comenzar a hacer. Haz la tarea, retoma el control de tu vida, y aunque sea difícil y lento, comienza a hacer los cambios necesarios para retomar tu rumbo. Tu cuerpo te lo está pidiendo, ya no hay más tiempo, ya tuviste dos o tres avisos, este es el último, es ahora o nunca.
II. Alimentación
“Que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina”
Hipócrates
Ya estás consciente de tu vida y por qué están pasando estas cosas, estas enfermedades, ya decidiste sanar, pero ¿Cómo sigo?. Independientemente de la enfermedad que te esté afectando, el cuerpo enferma cuando deja de estar en equilibrio (homeostasis). Algún tejido, un órgano o un proceso de alguno de los sistemas de tu cuerpo dejó de funcionar correctamente. Tal vez ya lo sabes, porque pasaste por una serie de doctores que te pidieron doscientos exámenes y tienes un diagnóstico. Bueno, sea cual sea ese diagnóstico lo más importante es enfocarte en devolver tu cuerpo al equilibrio.
Hoy, la ciencia comienza a dar crédito a las palabra de Hipócrates porque hoy más que nunca sabemos el daño que nos pueden causar ciertos alimentos. No voy a entrar mucho en detalle con esto, tengo un post dedicado a este tema, lo puedes leer en este link. Lo importante es tomar consciencia que lo que ponemos en nuestra boca puede hacernos bien, mal o muy mal. La dieta occidental moderna por lo general nos hace muy mal. La mayoría de los alimentos que consumimos en el mundo moderno nos dañan poco a poco. Todo está lleno de toxinas que lenta pero implacablemente nos van envenenando.
Aprender a alimentarnos y a nutrir nuestro cuerpo correctamente es el segundo de los tres pilares de la sanación. Y toma un rol fundamental en cualquier proceso de sanación. Así como un diabético no puede consumir azúcar y un celíaco no puede consumir gluten. Cualquiera sea nuestra enfermedad, es crítico saber qué nos hace bien y que no. Aprender a leer nuestro cuerpo y estar atento a las señales que nos da cada vez que consumimos algo es primordial para ir descartando de nuestras dietas todo aquello que altera nuestra digestión y equilibrio.
La madre de todas las enfermedades crónicas que nos afligen hoy en día es la “inflamación”. Mantener la inflamación de nuestro cuerpo a raya es clave para mejorar cualquier tipo de enfermedad. Si bien hay muchos factores que pueden causar inflamación, los alimentos son probablemente el más importante de ellos y el más fácil de controlar. Todos somos diferentes, con genes diferentes y situaciones medioambientales diferentes, por lo tanto, algo que a mi me hace bien probablemente para ti pueda ser altamente inflamatorio.
Siempre uso el ejemplo de la enzima “CYP1A2”, que es una enzima producida por el hígado y que se encarga de degradar la cafeína entre otras cosas. Mi hígado debe producir bastante de esta enzima, pues yo me puedo tomar cinco tazas de café al día y no me pasa nada. En cambio, una amiga mía se toma un sorbo de café, se enferma, no puede dormir y anda todo el día temblorosa. Lo mismo pasa con todos los alimentos, todos reaccionamos de manera distinta a cada alimento que consumimos. Las personas que no producen suficientes enzimas, bilis, ácido gástrico o no tienen una flora intestinal saludable o tienen problemas en la barrera del intestino o tienen sobrecrecimiento de bacterias patógenas en el intestino, suelen reaccionar con inflamación y dolor al consumir ciertos alimentos.
Hoy sabemos de varios alimentos que son altamente alérgenos e inflamatorios para mucha gente. Los lácteos, la soya, el gluten y el azúcar son los más comunes. Luego una serie de otros alimentos como mariscos, frutos secos, huevos, y otros incluso impensados. Como dije, todos reaccionamos de manera distinta, y es importante poner atención a nuestro cuerpo para ir evitando consumir esos alimentos que nos producen inflamación, ya que esa inflamación permanente y crónica nos lleva directo a la zona de la enfermedad.
¿Para qué insistes con las legumbres si cada vez que las comes te dan cólicos?. Yo se que son deliciosas, pero si te caen mal, sácalas de tu dieta, por lo menos mientras resuelves tus problemas de salud. Yo dejé de consumir muchísimos alimentos por un largo tiempo. Luego de haber sacado el gluten, los lácteos y el azúcar, hice una “dieta del descarte” para identificar los otros alimentos que me provocaban malestar y me llevé varias sorpresas con más de alguno.
Aprender a nutrir correctamente nuestro cuerpo con alimentos saludables y nutritivamente densos es de suma importancia para un proceso de sanación. Si no sabes de nutrición te puedes asesorar con un nutricionista o con algún libro, hay mucha literatura. Te recomiendo no irte a los extremos y no seguir a un autor en particular. Sino, siempre enfocarte en lo que tu cuerpo pide y cómo reacciona a cada alimento. Nuestro cuerpo es sabio, tiene miles de años de evolución y sabe perfectamente lo que necesita y lo que no. Cuando algo no le sienta mal, te lo hará saber.
Te dejo el link a un libro que me sirvió muchísimo para aprender a alimentarme mejor.
III. Conexión
Ya estás consciente de tu situación y te estás alimentando saludablemente para que tu alimento sea tu medicina. El tercero de los tres pilares de la sanación es “conectar“, pero ¿Con qué?. Bueno, pues no somos entidades aisladas, vivimos en una sociedad, en una familia, en un lugar del planeta, en un sistema solar y en un universo infinito.
Debemos entender que sanar no solo depende de una o dos cosas, sino de una infinidad de interconexiones, como una matriz. Si alguna vez viste la película “The Matrix”, podrás recordar que el protagonista veía todo como líneas verdes de código binario que interconecta todas las cosas. Bueno, la realidad es algo similar, vivimos en un medio completamente energético donde todo nos afecta directa o indirectamente. Hasta los pensamientos negativos de la persona que está a nuestro lado pueden tener un efecto negativo en nuestra vida y nuestra salud. Si tu pareja o tus padres o tu hermano tienen un carácter fuerte, y cada vez que explota te hace tiritar o te produce dolor de estómago, entenderás a qué me refiero.
Las relaciones tóxicas nos pueden enfermar. Si vives en una casa que tiene filtraciones de humedad y hay hongos en las paredes, estás expuesto a toxinas que te pueden enfermar. Si vives en un departamento y tus vecinos hacen ruido constantemente y no te dejan dormir, si la ciudad en la que vives sufre de contaminación por smog, si el agua de tu ciudad está contaminada con metales pesado y otras toxinas, si tu país está en crisis, si la economía está mal, etc, etc, etc. ¿Me sigues?. Todos estos factores influyen en tu estado de salud.
Somos seres del planeta tierra y este planeta está construido con todos los elementos de la tabla periódica. Nosotros y todas las plantas, minerales y animales que habitamos en él estamos compuestos de los mismos elementos. Por eso consumimos el agua de la tierra, el aire de la tierra, las plantas y minerales de la tierra y lastimosamente también los animales de la tierra. Vivimos en un círculo simbiótico, la tierra tiene todo lo que necesitamos para estar bien. Cuando un animal está enfermo, si lo dejas suelto, el animal irá a buscar las plantas y hierbas que necesita para sanar. Ellos tienen esa sabiduría activa en su adn y están conectados con ella. Nosotros también lo tenemos pero en algún momento del tiempo lo olvidamos (o nos lo borraron creo yo).
Es importante conectar con nuestro entorno. ¿Vivo en un buen ambiente?, ¿tengo una pareja o una familia que me apoya y me hace bien?, ¿tengo un buen grupo de amigos con quienes socializo y disfruto el tiempo libre?, ¿Disfruto de la naturaleza?, ¿tomo suficiente sol?, ¿Hago suficiente ejercicio físico?, ¿tengo una vida sexual placentera y saludable?, ¿bebo suficiente agua fresca y limpia cada día?, etc, etc, etc.
Aprender a estar conscientes de nuestro entorno y cómo nos conectamos con él es sumamente importante para descubrir si hay otros factores tal vez impensados que están dañando nuestro equilibrio y finalmente nuestra salud.
Conexión con lo superior
Ahora paso a un tema un poco más personal y holístico con el que puedes o no estar de acuerdo. Dejo a tu criterio conectar o no con esta información, pero no puedo dejar de incluirla porque para mí fue fundamental.
Estamos en un universo infinito lleno de energía e infinitas vibraciones, para mi esas líneas en “The Matrix” se expanden hacia todo el cosmos. Ese propósito de vida no viene de la nada, viene de una frecuencia de existencia superior o más elevada. Viene de conexiones a múltiples niveles de conciencia, puedes llamarle Dios, conciencia cósmica, ser superior, tu alma, tu espíritu. El cómo lo interpretes dependerá de tu nivel de aceptación a estas creencias. En base a tu propia experiencia de ellas o bien a tu fe particular si sigues una religión o algún movimiento espiritual. Yo no tengo intención en adoctrinar en ninguna creencia en particular. Solo en aquella de creer que hay algo más allá, fuera del alcance de tu vista y tus sentidos.
Si crees en algo de esto y que efectivamente la vida va más allá de esta experiencia humana en particular. ¿No crees que sería importante conectar también con esa fuente de nuestra existencia?. Pues yo creo que sí, y hay muchas forma de hacerlo. Lo puedes hacer a través de tu fe en una religión y aceptar que lo que todo lo que te sucede es por tu bien mayor de acuerdo al plan divino. O puedes simplemente cerrar tus ojos, conectar con tu respiración, con el latido de tu corazón y dejar que esas líneas de energía que envuelven todo conecten con tus propias líneas energéticas y experimentar la conciencia cósmica por tu cuenta.
Estas prácticas pueden tomar un tiempo. Pero en la medida que conectas con ellas y conectas con el todo, te vas volviendo cada vez más consciente. De quién eres, a qué viniste y cual es tu verdadero propósito y cuál es la razón por lo que estás viviendo lo que estás viviendo.
Como dije, esta puede ser tal vez la parte más difícil, pero si una o más cosas de las que he hablado en este artículo te han resonado, no pierdes nada con intentar esta última. Recuerda “Conectar” es el tercer pilar y es la tarea más difícil porque las interconexiones son infinitas. Es tu trabajo analizar cada una de ellas y ver cuales están bien y cuales necesitan ajustes. Te recomiendo hacer una lista, que puedes ir actualizando en la medida que piensas en otras interconexiones. Y date el tiempo de analizar cada una, ver cómo afectan tu vida y cómo las puedes ir mejorando. Te sorprenderá cómo estos factores pueden ser fundamentales para una correcta sanación de tu cuerpo y tal vez también de tu espíritu.
Feel Better Lab.
Yo llevo ya varios años navegando por los tres pilares de la sanación y todos sus procesos, y aún sigo, es un largo viaje de aprendizaje. Finalmente después de varias vueltas, me di cuenta que aquello que me resuena y me hace feliz es poder compartir estas experiencias con otras personas que están pasando por el proceso de la enfermedad/sanación y que buscan las mismas respuestas que yo buscaba hace años atrás.
Por eso partí creando un taller de alimentos saludables, lamentablemente no era el camino correcto. Faltaban cosas, pero aprendí mucho de ello, ahora voy en otra vuelta y tal vez solo compartiendo la información sea el camino correcto para mi, por lo menos eso espero. Le llamé “Lab.” porque esto es un verdadero laboratorio donde vamos probando y aprendiendo sobre lo que nos hace bien. Algunas cosas funcionan y las podemos incorporar y otras no. Así que vamos probando como ir sanando de diversas maneras y compartiendo con quien se interese en esta información. Vamos experimentando para sentirnos mejor y recuperar nuestra salud, nuestra vida y nuestro camino en esta existencia.
Si te gustó este artículo, te recomiendo leer mi guía con Los 10 pasos para bajar la inflamación.
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